miércoles, 1 de julio de 2020

HACE 65 AÑOS LA AERONÁUTICA ARGENTINA HABLABA DE OVNIS


Así fue. No hay nada de invento en esto. En 1955 la Fuerza Aérea Argentina, a través de su organismo de difusión, la Revista Nacional de Aeronáutica (hoy Aeroespacio) en forma habitual hablaba de OVNI sin tener ningún prurito de ello, incluso mencionándolo con el mote inicial de “Platos Voladores”, hasta el punto de ser este uno de los temas resaltado para captar suscriptores como bien se puede apreciar en este suelto de propaganda de la época:
 
Colección Alberto Brunetti
En el número de julio de 1955 aparece una memorable editorial en que magistralmente y sin vueltas esbozan su postura frente al tema. (Adjunto fotografía de la misma y transcripción para facilitar su lectura)

Colección Alberto Brunetti

REVISTA NACIONAL DE AERONAUTICA
Editorial del mes de julio de 1955
Nosotros y los Platos Voladores
No piense el lector que estamos contra la urbanidad al anteponernos a los discutidos Platos Voladores. Lo hacemos, porque damos preferencia a lo subjetivo. Nosotros, constituimos una entidad visible y palpable que a nadie se le ocurriría situar en el reino de la fantasía. A los Platos Voladores, sí.
Hecha tan necesaria aclaración, vamos a poner nuestra carta en juego, gratamente obligados por el volumen de artículos, notas y comunicaciones llegados a esta Revista, y publicados en su momento oportuno.
Confesamos que hemos sido alentados por numerosos lectores jóvenes, y no tan jóvenes, que sintieron la atracción del tema. La mayoría, manifiesta entusiasmo en forma de credulidad: los menos, en detracción. Satisfechos los primeros, nos dirigimos a los detractores –quienes opinan que la mejor forma de eludir un tema es soslayarlo- para enunciarles que nuestro propósito es insistir en él, dándole cabida preferente. Entendemos que así facilitamos la oportunidad de probar quién tiene razón.
Ante todo –y para imponer un poco de orden en el barullo creado en torno a la polémica- conviene tener presente que no debe mezclarse la posibilidad de que existan Platos Voladores con la realidad de su aparición. La posibilidad nadie la niega. Ni en el orden físico ni en el teológico pueden encontrarse argumentos que conspiren contra la existencia de los Platos Voladores. En el orden físico, ya hemos dejado de asombrarnos ante las manifestaciones –hasta ayer insospechadas- del ingenio humano. Todos sabemos que estamos rodeados del misterio. Nuestro planeta es una mota de polvo en el espacio poblado por millones de astros. Vano sería negarles la capacidad de albergar seres vivientes, aun cuando sus formas de vida fueran totalmente distintas de las nuestras. La posibilidad de vida cobra visos de realidad a medida que el espacio se va ensanchando, y el hombre descorre, entre asombrado y temeroso, el velo de la Creación.
Más vano sería opinar que nuestro planeta es el único receptáculo de seres espirituales, lo que significaría restar a Dios la capacidad de poblar infinitos mundos con seres inteligentes que le rindieran homenaje de adoración y gratitud con más entusiasmo que el demostrado por los habitantes de nuestro mundo incrédulo.
Situándonos en otro plano mental, vale decir, dando por descontado que los posibles seres inteligentes podrían poseer un nivel de conocimientos infinitamente superior al nuestro, no es difícil de aceptar, también, que tales seres emprendieran un pic-nic interespacial, y se aproximaran a nuestro planeta para husmear sobre nuestras costumbres y modos de vida que, de ser cierto el paseo, les habrá descorazonado profundamente.
Pero, abandonemos el campo de la hipótesis, y arrimémonos al calor de la batalla.
¿Existen los Platos Voladores? ¿Son terrestres o pertenecen a otro planeta?
Tirios y troyanos han esgrimido muchos argumentos, algunos avalados por verdaderos alardes técnicos, y con un acopio científico que va de la mecánica a la biología. Los Platos Voladores han servido ya para aflorar la pasión, disciplinarla mentalmente, y despertar inquietudes relacionadas con la navegación aérea, lo que para nosotros ya es mucho.
¿Serían los Platos Voladores producto del ingenio humano? Si así fuera, ¿por qué no han sido puestos en la balanza de la situación actual donde tanto pesaría tan valioso factor? Si proceden de otros planetas ¿de dónde vienen y quienes los tripulan?
A juzgar por las declaraciones de algunos científicos que habrían tenido el privilegio de dialogar con tripulantes de los Platos Voladores, provendrían de un planeta afín al nuestro. Llegan alarmados por las explosiones atómicas, y manifiestan su disconformidad ante la extraña conducta del hombre.
La explicación –que ha sido divulgada con singular entusiasmo- nos parece infantil. Si los tripulantes de los Platos voladores se han asomado en procura de datos, automáticamente han debido alejarse a la velocidad de la luz de una generación que ha inventado, entre otras cosas, las colas, la guerra fría y los lavados mentales…
Séanos permitido dudar de los testimonios gráficos que presentan a tripulantes interplanetarios totalmente importados. No existe la evidencia de pruebas, por que en tal caso no habría discusión.
Los que se aferran a una ilusión óptica, desdeñan el testimonio de innumerables gentes. Quienes esgrimen el mismo testimonio, para probar la realidad de los Platos Voladores, se olvidan de que las gentes son proclives a la ilusión y al embaucamiento.
La polémica queda estancada por falta de pruebas.
Nosotros –con encomiable prudencia- adoptamos una posición neutral, con tendencia a la credulidad; no nos vaya a estar observando algún tripulante interplanetario y nos lance sus rayos que, si provienen de Júpiter, serán mortales de necesidad…”
---Fin de la Transcripción---

También en esa época realizaron la publicación de lujo del libro de Donald Keyhoe “Flying saucers from outer Space” con el título de “Platos voladores del Espacio” como parte de la COLECCIÓN AERONÁUTICA ARGENTINA – AÑO 1955 – Volumen 40 - Tapa Dura.

Colección Alberto Brunetti

Con una excelente traducción realizada al efecto por el Capitán (R) Jorge Milberg con derechos registrados por el Círculo de Aeronáutica, además, esta edición en sus apéndices reproduce traducida la “PLANILLA DE INFORMACIÓN TECNICA DE LA FUERZA AERES DE LOS E.E.U.U.” es decir el formulario utilizado por el Project Blue Book (Proyecto Libro Azul)

Archivo Alberto Brunetti
 
y del mismo proyecto la “PLANILLA DE DATOS ELECTRÓNICOS (RADAR TERRESTRE)”

Archivo Alberto Brunetti

RECAPITULANDO:
En esta etapa más allá de que no pueda hablarse de la existencia de comisiones investigadoras, es evidente el interés que la Fuerza Aérea tenía sobre este tema, y no tenía ningún tipo de prejuicio a la hora de divulgarlo.
Al comienzo de la Comisión Oficial creada en mayo de 2011 había una apertura similar, al punto de constituirse en un organismo público e incluir civiles dedicados a la ufología, en el afán de realizar un estudio integral del problema.
Pero, lamentablemente, quizá por esos personalismos polarizantes que tiene nuestra idiosincrasia de país, emulando las viejas dicotomías a modo de nuevos Azules y Colorados, o Unitarios y Federales; seguramente han influido los adeptos a “Civiles sí, Civiles no”. “Ufólogos sí, ufólogos no”, “Dios atiende en Buenos Aires, o atiende más allá de la General Paz”… Es así que se fue desplazando esa noble aunque perfectible idea original, por esta que aunque se disfrace de nueva no es tal.
Es una copia modernizada de un pasado oscurantista cuya receta mundial es ya conocida y caduca. Donde la palabra identificación no es más que un disfraz de la vieja conocida negación.
Hoy, si bien existen nuevos adelantos tecnológicos que permiten un mejor abordaje que en aquel 1955, ha vuelto a instaurarse la estrechez mental que (tenga las herramientas que tenga) seguirá generando falacias en lugar de llamar las cosas por su nombre. Reemplazando por eufemismos la palabra OVNI para ridiculizarla, y condenarla como uno de esos temas malditos. Intentando vanamente eliminarla del léxico.
La vieja y obsoleta receta de parcializar los estudios para no reconocer la escasez de conocimientos. Para no reconocer las limitaciones. Para fingir ocuparse del problema.
Pero, como en todas las organizaciones, las personas son pasajeras, y las primeras, trascienden la vida de sus miembros.
Y, ajeno a todo esto, el OVNI sigue su curso, desafiando como en aquellos lejanos tiempos. Planteando preguntas ansiosas de quienes aún quieran buscar respuestas.
Alberto Brunetti, Julio de 2020

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar en este espacio es necesario registrarse por una cuestión elemental de orden.
Si bien la privacidad del comentante está asegurada, el administrador se reserva el derecho de admisión y permanencia de los usuarios y las consecuencias derivadas de los comentarios emitidos son pura y exclusiva responsabilidad de los emisores.